jueves, 7 de abril de 2011

Tráfico sentimental



-Agárrate que vienen curvas-,

dice en la autopista papá

y tus manos trepando hacia arriba:

muslos, caderas, cintura...

-Ten cuidado, no te vayas a marear,

que ahora viene la cuesta

y empezamos a resoplar:

coge el volante seguro,

que el freno de mano nos empieza a fallar,

metemos la marcha, perdemos el rumbo,

y ni el GPS nos puede salvar.

Ya el peligro se respira a bocanadas

en el asiento de atrás,

-baja las ventanillas, por dios,

que se nos van a empañar...

Que hemos pasado de los 110

y nos encanta correr a máxima velocidad,

el carburo es suficiente

para muchos kilómetros más:

resulta impensable parar a repostar.

-No te detengas ahí, sigue un poquito,

traza bien el mapa de mi cuerpo

sin desviarte de la nacional.

-No des tantos rodeos,

evita con cuidado los baches

y no busques alternativas

para alargarlo aún más.

-Que ya el viaje se hace eterno,

y el motor está que arde,

humeante y a punto de estallar...

Ven, apaga las luces, vamos a descansar,

aparca el coche y no pierdas las llaves,

que aún nos queda tráfico y poesía:

el combustible perfecto para llegar.









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