sábado, 17 de marzo de 2012

Romance de las marujas y filólogas


A Laura, por ser mi doble,
a Clara, por ser mi cabeza,
a Inés, por ser mi vida,
a Gema, por ser gemelas.
(Cuenca, posada del Huécar.
Cuatro mujeres dormidas
en cuatro camas desechas.
Un trozo de bacon rancio
en una bota derecha,
la luz de un día de marzo
tibiamente las despierta).
Ya van renaciendo risas,
ya van recordando escenas
de la noche interminable
que en sus pestañas bosteza.
De repente se oye un golpe
firme y rápido en la puerta:
una quinta mujer llega
con zapatillas de felpa
contando los marujeos
que han volado a sus orejas.
-Vamos a comer tostadas
que hay que reponer fuerzas;
recorreremos las calles,
subiremos a la iglesia,
veremos las casas colgadas
y adiós a las conferencias-.
En cada puente una foto,
en cada banco una huella,
en cada sonrisa el cielo
de sus miradas risueñas.
Las penas han quedado lejos
su libertad es eterna,
los secretos ya no existen,
las claves y contraseñas.
Todas viven, todas quieren,
todas saben lo que sueñan,
y sus sueños compartidos
han guardado en las maletas.
En el bus de vuelta a casa
sus nostalgias se entremezclan.
Otro viaje en el recuerdo:
memorable, dulce Cuenca.

3 comentarios:

  1. Madre mía, los pelos de puntísima!

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  2. yo no dije adiós a las conferencias jajaj
    esa mujer con las zapatillas de felpa me suena... y pelos revueltos jajaj

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    Respuestas
    1. Clara, he ahí por qué eres mi cabeza. Gracias por ser la sensata, gracias.

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