jueves, 9 de agosto de 2012

La insoportable brevedad del ser


Duermes con alguien aunque ese alguien
no duerma contigo.
Tiemblas y tus truenos internos son terribles
como la luna llena en el horizonte
a punto de suicidarse.
Te estremeces de dentro a fuera.
Las caricias lentas retrasan el momento
del diminuto estallido.
Los brazos que te rodean son tuyos
como ese poema que llevas escrito
en el centro de la frente
burlona
Arrugas el ceño pensativo y parece
que anidases en otro lugar en otra tierra
con unos ojos no tan distintos
de soles recostados en lechugas suaves
Tu abrigo es grande y negro
Mi ropa sumamente ligera
Mientes y miento
Todo nos enloquece
Buenos Aires gime a solas
Tu Alma ladra con tal fuerza
que tus sueños pasarán a ser los míos
en breve
y cuando extiendas tus alas
nada habrá que pueda retenerte a mi lado.
Estaré mucho tiempo desnuda y
mi cuerpo perderá su consistencia
para terminar desintegrándose en el viento.
Entonces no habrá azul que no conozca
Lince que no defienda
Porque esa mano blanda
acurrucada en mi nuca
unirá países continentes lenguas



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