domingo, 22 de diciembre de 2013

el horror

desde esta ventana puedo ver el horror. pero no, no está ahí fuera sino acá, acá dentro.
horror entre las pieles. horror que no hace sangre. horror que duele mucho más que si manase una pizquita de sangre. quisiera sangrar. desmenuzarme. desoírme.

me falta la voz. la voz más deslumbrante. la voz que yo quería. la voz que me impulsaba.
ahora me freno. la gente tiembla en mis ojos como gente que no existe. la gente no existe. el horror es lo único. esto. esta garra blanca o negra o qué más da.

nadie me enseñó a extirparte. a coger las cosas lindas que yo sentía. ahora son cosas podridas. rosas. flores de papel de regalo que no han dado su fruto. flores cabizbajas, sosas. flores que ni siquiera tienen esa defensa punzante que tienen las otras flores. flores tan tan ridículas.

soy una niña moviéndose en la línea horizontal del horror. soy una mujer que no desea más que cerrarse y quedarse quieta, en un lugar oscuro.
pero todos me encuentran. vienen a por mí y me tocan el hombro y me dicen: vamos, arriba, tú puedes levantarte, sonríe, sé feliz, escribe, sueña.

no.

pero si no os pido eso. maldita sea. yo lo único que anhelaba es hablar y mirar y dejarme querer por un sólo ser. uno sólo. uno en concreto.

y no es real.

no existes, excepto en mi cabeza. yo inventé tus ojos grandes, sorprendidos, voraces. yo inventé tus manos afinadas. yo inventé todos y cada uno de los días de octubre, al sol, sin frío, tu barba en mi vientre y la música. yo inventé apellidos nuevos. yo inventé una ciudad de calles empinadas que olía a nuestros sexos. yo inventé tu forma, tu tamaño, tus dimensiones a mi medida. porque yo las quise así, porque yo las estaba deseando desde hace demasiado tiempo.

se me quiebra la voz. se meagolpanlasletras. no existes. no existes.
yo amo a una quimera.

y ahora quién va a leer mis horrores.


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