miércoles, 17 de diciembre de 2014

Retrato de mujer en gama fría

El que mira desde fuera por una ventana abierta 
no ve nunca tantas cosas como el que mira una ventana cerrada.
(Charles Baudelaire)


De su rostro en el cristal prendado
no deduzco sino el primer recuerdo:
           trotaba
      era un caballo distinto en las llanuras de América
sus crines largas de libertad y llanto y clases
       de un grado en literatura comparada.

               Lejos
        ella quería irse lejos del establo
  del estado sitio  irrespirable patria bajo su piel agujero.

 Ahora los labios se reconocen al contacto
          con el cristal su pelo es el sol de las cinco
 y media de la tarde falsamente tibia
           tras los muros de esta biblioteca
 que podría ser cualquier biblioteca de invierno.

             Negocian esos ojos negocian consigo mismos
   y ya no es la extranjera azul sino una mujer
               que sueña un regreso postergado y ese amor
     que ya nunca volverá a repetirse.

             Dentro de su jersey bosteza
      un libro que roza el anonimato.
           Los párpados se hacen escudo rojo y su risa
                      no puede traducirse a nuestro idioma.
         
            Luego tal vez me marcharé despacio  
      y no sabrá de mi rostro en el cristal prendado
             que al igual que el suyo es sólo un fragmento
         reducto triste de otra filología.  





       

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